divendres, de juliol 6

ERIC-EMMANUEL SCHMITT

Algú s’anima a venir amb mi al cine a veure "Odette"? "Odette, una comèdia sobre la felicitat" s’estrena avui i és l’ópera prima de l’escriptor Eric-Emmanuel Schmitt (creador de "El señor Ibrahim y las flores del Corán"). Una pel·lícula que reivindica l’optimisme a través de la història d’amor entre dos personatges solitaris.

Els francesos que han vist el film afirmen que et deixa el cor calent i feliç. Segons Schmitt "la clau per ser feliç és acceptar el lloc en què et toca estar i no pretendre quelcom més o millor. Per a ser feliç s’ha d’utilitzar la imaginació, que és vital per a enriquir totes les nostres experiències. La gent pensa que pot ser una escapatòria de la realitat, per resulta tot el contrari. La fantasia enriqueix, i ens demostra la complexitat del món, però un s’ha d’entregar a ella amb alegria. A mi m’agrada la gent armoniosa, que gaudeix de la vida, que canta i balla, que no jutja".

En moments de grans incerteses i dubtes, com en els que em trobo actualment - gairebé acabada la carrera i havent d’encaminar el meu futur cap a algun lloc - potser una reflexió audiovisual d’aquest estil em pot ser d’utilitat. Necessito inputs, xutes d’optimisme...


Ahir la Vanguardia va dedicar La Contra a entrevistar a Eric-Emmanuel Schmitt:

"IMAGINAR ÉS ENRIQUIR LA REALITAT"

¿Cuál es su experiencia sobre la felicidad?
Durante mucho tiempo estuve buscándola porque tenía una idea equivocada de ella, pensaba que la felicidad consistía en no tener penas, no estar enfermo, no perder a seres queridos.

¿Lo que resistes persiste?
Sí, viví todo lo contrario: estuve enfermo y perdí a la gente que más amaba. Me di cuenta de que estos aspectos negativos nunca desaparecían de mi vida y me dije que tenía que ser feliz con todo esto, que quizá la felicidad consistía en aceptar la parte dolorosa de la vida. Y lo he conseguido.

¿Cómo?
Prefiriendo la intensidad a la serenidad. Es decir, que vivo plenamente los acontecimientos que tengo que vivir. Incluso la tristeza que pueda sentir la entiendo como una fase del amor, un acto de amor intenso.

Hay mucho desamor.
Hay sobre todo miedo, y creo que lo que aportan las religiones, los mitos y la literatura es la idea de que se podría sustituir el miedo por el amor; es una utopía, pero es una utopía útil porque el amor no vive si no se le hace vivir, el amor necesita de eterna reanimación, depende de nosotros mismos.

Entonces, está a la altura de cada uno.
Pero hay gente que tiene un don especial para la felicidad. (...)

¿Hay que luchar?
Hay que luchar contra uno mismo y contra los demás para evitar la tontería, la simplificación, el egoísmo, el rechazo a los demás; es una tarea ardua. No hay nada más fácil que convertirse en un fascista porque está en el interior de cada uno de nosotros, es una de nuestras posibilidades.

La maldad es más fácil que la bondad.
El mal ya está aquí y el bien está por hacer, será nuestro mérito. Nuestras vidas son difíciles, están llenas de dolor y siempre acaban mal, como las historias de amor, pero yo escribo para superarlo, para no quedarme en el diagnóstico e intentar desarrollar las capacidades que nos hacen amar la vida.

Una noche se perdió en el desierto y tuvo una revelación.
Me inundó una confianza extrema, la certeza de que todo tiene sentido y de que debía admitir lo incomprensible. Una sensación que todos tenemos en la niñez: para el niño el mundo es misterioso, pero confía. La fe es volver a encontrar ese sentimiento.

Ima Sanchís